Cuanto más cerca la tenemos más difícil es poder verla. Hablo de ella, de la realidad.
Lo complicado es encontrar tu sitio, pero cuando lo encuentras estarás dispuesto ha luchar por quedarte, y en el peor de los casos llevarte lo mejor de el. Porque sabes que no quieres que pase el tiempo, que estás en el momento, en el lugar. Pero en ese instante pienso que cometemos el mayor error, pues en lugar de llevarnos parte de el, dejamos parte de nosotros mismos, algo ya difícil de recuperar.
Y es que cometemos muchos errores pero el peor error es creer en las ilusiones, dejarse llevar por ellas supone caer por un precipicio. Y es en el momento de tocar fondo en que sí como del poder de la clarividencia nos dotaran todo cobra sentido, ves tu propia realidad, que no era más que eso, un espejismo, una ilusión.
Ese instante de caer en el que parece que miles de cristales se rompen a tu alrededor para darle más dramatismo al asusto para que abras los ojos por sí aún no eras consciente de que estas cayendo y contigo todo lo que te hace fuerte, sabes que no hay remedio para ti que te vas a dar el golpe del siglo y que volverás a caer una y otra vez porque así somos. Estamos empeñados en tropezar una y otra vez en la misma piedra, de tirarnos al vacío sin cuerda alguna, entrando en un bucle sin salida.
Lo único que nos queda es creer enterrar esas viejas ilusiones, que con suerte la próxima caída será menos dolorosa.
Pues
si, últimamente me ha dado por hablar de mi, y no es que lo haga mucho pero
siempre se puede contar algo más de una misma.
Nunca
me ha gustado hablar de mi, o quizá sea que cuando empiezo ya no paro, y pues
más vale no tirarme de la lengua.Pero
es que últimamente he estado pensando en ello, y no es que las cosas que me
rodean sean un secreto pero siempre he preferido hablar post pregunta, ya que
de otra forma no se por donde empezar, y ¿preguntar a los demás? Eso si que se
me da fatal.
Todo
esto viene a que me dan momentos en que mi mente no tiene ni un respiro y como
si en una maratón estuviera los pensamientos corren por mi cabeza. Quizá mi
problema sea que hablo lo suficiente para que las personas que me importan se
hagan una idea equivocada de mi. Ya lo se de sobra, la gente se equivoca con su
primera impresión de mi, y de sobra se también que parte de la culpa es mía.
Quizá sea por miedo a que descubran como soy de verdad que suelto cualquier
estupidez. Eso es así, una especie de ley de Murphy o algo pero cuanto mejor
quiero caer a alguien más patosa me vuelvo. He aprendido a vivir con ello.
Y es
que después de 21 añitos una ya conoce de sobra sus virtudes y defectos,
siempre ganando estos últimos. Y no son cosas que me hayan preocupado, incluso
hoy tampoco lo hacen pero estos días me ha dado por pensar que debería hacer
esto mismo, pensar, antes de actuar. Pero en el siguiente instante pienso,
¿actuando así seria actuar a mi manera? Es como entrar en un bucle.
Bueno
realmente todo esto viene a raíz de una foto, un foto mía de pequeña. Resulta
que buscando el otro día encontré una foto en la que tendría poco más de 6-7
años, no lo sabría decir con certeza. Pero miro la foto y no me veo a mi. Veo a
una niña que me devuelve la mirada con sus grandes ojos marrones, con la cara
iluminada por su gran sonrisa que deja ver sus pequeños dientes y con una
coleta más alta que otra. Pues no me reconozco, pero lo peor de todo es que por
mucho que intente no logro recordar esa época. Una época en la que siempre estuviera
feliz, en la que ignorante de la vida que sonreía por cualquier cosa, en la que
cualquier problema se solucionaba con un “pito pito gorgorito” y una disputa
con un “porfiplis”.
A
veces pienso, y aquí es donde vuelve a entrar en juego mi mente, que quizá no
aproveché lo suficiente esos años. Si el día que me hicieron esa foto me
hubieran dicho que crecería tan pronto quizá saldría con la misma sonrisa pero
hubiera peinado a mis muñecas el doble de veces, por miedo a perder el tiempo.
Y es
que justo ahora es cuanto menos tiempo hay para hacer nada. Porque parece que
fue el otro día cuando cumplí los 21 y ya estoy más cerca de los 23, si, 23,
esto es porque me niego a cumplir los 22. Porque podréis decir pero si son los
dos patitos, los dos números iguales… pues como si quieren ser dos reyes
turcos, no me gusta ese número, pero no me gusta como años para mi, llamarme
loca pero prefiero cumplir los 23 dos años seguidos.
Y
volviendo al tema antes de que me vaya por los cerros de Úbeda, resulta que el
otro día dando la vuelta de reconocimiento por varios blog que sigo, leí una
entrada que me dio coba para seguir dándole vueltas a mi coco inquieto.
La
chica, a punto de cumplir los 26 años, que aunque nunca es tarde, pero con
retraso la felicito desde aquí se planteaba una pequeña lista de cosas que
hacer en esos cinco días antes de cumplir los 26. Pero no era una lista de
cosas cualquiera, era una lista de tonterías adolescentes. Y esto me pareció
muy interesante y porque no, muy productivo también.
Seria
interesante hacer una lista de cosas estúpidas que hacer antes de los 25.
Porque de sobra son conocidas las listas de cosas que hacer antes de los 30 o
antes de casarse, pero esta es importante, ya que podemos decir que los 25 son
el corte de la adolescencia final, el empujón a la madurez, es el todo o nada.
El momento real de madurar y enfrentarte a la vida sin lazos. Es el cuarto de
siglo.
Todo
por conservar aquella niña de la foto,porque no hay que olvidar al niño que llevamos dentro ya que gracias a
él no nos volvemos locos.